La alimentación fortalece la salud mental

El deseo de mantenerse joven durante el máximo tiempo posible ha sido una constante a lo largo de los tiempos. Cada vez se ofertan más productos o tratamientos que nos prometen que tu físico se mantenga joven durante más años. ¿Pero acaso ser joven sólo es una cuestión de apariencia física? También influye la alimentación.

En este artículos nos vamos a centrar en una parte del cuerpo que no se suele tener en cuenta cuando hablamos de belleza, que no es otra que nuestro cerebro. De nada nos sirve tener una piel de porcelana si vamos perdiendo capacidad cognitiva con el paso de los años. De nada sirve querer ser jóvenes sin un cerebro joven.

Las células de nuestro cuerpo necesitan glucosa como fuente de energía y el cerebro consume un gran porcentaje de esta para su correcto funcionamiento. ¿Esto significa que debemos comer el máximo número de alimentos ricos en azúcar simple? Nada más lejos de la realidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja obtener esta glucosa de los alimentos, como por ejemplo la fructosa de las frutas o la lactosa de la leche. No debemos de excedernos de tomar más del 10% de azúcares simples al día del total de la dieta.

Los azúcares libres contribuyen a la densidad calórica total de la dieta, y las grandes ingestas de azúcares libres ponen en peligro la calidad nutricional de la dieta al aportar muchas calorías sin nutrientes específicos.

Organización Mundial de la Salud

Los motivos por los que no se debe de tomar más azúcar simple de la cuenta:

  • Nuestro organismo tiene capacidad de obtener glucosa constantemente, pues los seres humanos además de la que nos suministran los alimentos, contamos con unos almacenes donde guardamos el excedente de glucosa en forma de glucógeno. Ante una situación de escasez de energía podemos revertir este glucógeno otra vez en glucosa. De esta manera estamos suministrando de forma continuada el alimento necesario a todas las células de nuestro cuerpo y en especial a nuestro cerebro.
  • Estos almacenes de glucógeno no son infinitos, por lo que una vez que hemos superado su capacidad total y si continúa sobrando glucosa ésta terminará en otros almacenes llamados adipocitos. En este caso en forma de grasa. Cuando llenamos mucho los adipocitos sufrimos sobrepeso y obesidad. Nuestro organismo en esta situación se encuentra en un estado pro inflamatorio que no favorece el correcto funcionamiento de nuestras neuronas, sobre todo, si se mantiene a lo largo del tiempo.
  • Además de tener glucosa disponible en el organismo es necesario tener insulina para abrir las puertas de las células y así poder meter esa glucosa. Abusar de estos azúcares simples en la alimentación puede generar un resistencia de las células a la insulina, por lo que acumularíamos demasiada glucosa en la sangre y sufriríamos de lo que llamamos diabetes mellitus tipo2.
  • Con todo lo que ya hemos visto, las venas y las arterias serían las siguientes en sufrir las consecuencias. No debemos de olvidar que al final no dejan de ser las vías por la que llegan los nutrientes al cerebro.
  • El sabor dulce de los alimentos garantizaba a nuestros antepasados una dieta segura de donde conseguir energía. Esto ha hecho que genéticamente estemos muy adaptados a disfrutar de este sabor, que además tiene la capacidad de estimular los centros de recompensa del cerebro. Por lo que nos puede generar una adicción.
  • Nuestro paladar se va educando desde la infancia. Dependiendo del tipo de dieta que se ha comido en tu casa y de la cultura del país donde has nacido, vas a tener un tipo de gustos u otros por los alimentos. El problema actual es que estamos normalizando la comida basura en nuestra dieta y algunos estudios hablan de que pueden influir en una inflamación crónica de las meninges, que es la envoltura que recubre el cerebro, dando lugar a una atrofia por compresión. Esta hipótesis relacionaría como la mala alimentación puede disminuir nuestro nivel intelectual y desproteger nuestro sistema inmune.

“Nuestro paladar se va educando desde la infancia. Dependiendo del tipo de dieta que se ha comido en tu casa y de la cultura del país donde has nacido, vas a tener un tipo de gustos u otros por los alimentos”.

Roberto Cañada

    Una vez hemos analizado las nefastas consecuencias de abusar del azúcar simple en la alimentación, pasaremos a ver que alimentos debemos de tomar para proteger el cerebro.

Recuerda tomar los siguientes alimentos:

  • Agua: la hidratación es fundamental para tu cuerpo en especial para tu cerebro ya que forma parte de su composición en un 80%. Muchos alimentos contienen una cantidad apreciable de agua pero lo más recomendable es ir bebiendo agua de vez en cuando. Las consecuencias de deshidratarse son nefastas para este órgano. Un ejemplo de lo que puede sufrir es cuando provocamos una pequeña deshidratación tras una noche de copas y sentimos que tenemos resaca.
  • Almejas, Hígado o Carne Roja: el motivo es que contienen bastante hierro y el cerebro lo necesita para oxigenarse. Por otro lado, la OMS nos avisa de consumir la carne roja con moderación. También puedes tomar otros alimentos que contienen hierro como mejillones, legumbres y huevos. 
  • Pescado Azul: son alimentos ricos en omega 3. Un estudio de la prestigiosa revista “Neurology” afirmó que los ancianos que habían consumido más cantidad de estos ácidos grasos presentaban más volumen cerebral y por lo tanto mejor capacidad mental.
  • Huevos: son ricos en vitamina B y lecitina y además las yemas tienen colina que es importante para las células celébrales.
  • Frutas: son básicas en la alimentación, ya que contienen vitaminas y minerales importantes para el correcto funcionamiento del cerebro.
  • Lácteos: los impulsos nerviosos necesitan calcio y estos productos son ricos en este mineral. Además la leche presenta otras sustancias beneficiosas como fósforo, para tener buena memoria en la edad adulta y en el envejecimiento son alimentos muy interesantes.
  • Verduras de hoja verde: otro estudio publicado en la revista “Neurology” demostró en un grupo de 960 adultos con una media de edad de 81 años que los que habían tenido una dieta rica en verduras de hoja verde durante su vida eran 11 años más jóvenes mentalmente que los que no.
  • Nueces: También tienen omega 3 y omega 6, antioxidantes y vitaminas. Se aconsejan a los estudiantes al desarrollar el aprendizaje y la memoria. Además son una fuente de melatonina por lo que ayuda a regular el sueño y el descanso.
  • Soja: un estudio de un Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) afirma que la soja gracias a sus isoflavonas tiene capacidad de restaurar células cerebrales dañadas por la obesidad.
  • Legumbres: en este grupo de alimentos encontramos muchos beneficios para el cerebro. A modo de ejemplo los garbanzos contienen magnesio que ayudan a mejorar el flujo sanguíneo a este órgano. También son ricas en fibra que mejora el correcto funcionamiento de la microbiota.

En una de mis siguientes publicaciones comentaré la estrecha relación bidireccional que existe entre el cerebro y el aparato digestivo, un mundo apasionante por descubrir.